Está bien, lo reconozco. Hace semanas que no actualizo el blog. Tengo mil escusas que daros,  el trabajo, la familia, falta de inspiración, incluso algunas que parecen de película, pero son ciertas... pero eso lo contaré otro día

                La verdad es que llevo toda la semana pensando en distintas ideas, hoy por la mañana, incluso me he colocado frente a la pantalla en blanco del ordenador durante unos minutos. Pero no podía escribir nada, demasiada actividad alrededor, incluso en mi cabeza.

                Sin embargo, es el momento. Primer día en casa al mediodía. Locura para preparar a toda velocidad la comida, recoger la ropa, comer, recoger, preparo el postre… y de repente, algo llama mi atención  del telediario que hasta ahora, solo nos acompañaba a modo “ruido de fondo”, hace mucho que mientras dan las noticias económicas tiendo a desconectar. Algo atrapa mi atención, suena una música emotiva, y hablan de Nadia Comaneci, y el primer 10 en unos juegos olímpicos, en Montreal. Puede parecer absurdo, pero entonces, me viene a la cabeza una frase del recientemente fallecido, D.Gregorio Peces Barba, que dice algo así como que para vivir en este mundo, es importante ser capaz de dar un margen de duda a nuestras propias convicciones.

                Y me he dado cuenta de que hoy lo he hecho. Después de protestar una y mil veces contra eso que ya los romanos llamaban “pan y circo”, me doy cuenta que quizá la frase no sea tan banal.

                Cuando soy incapaz de acostumbrarme  a ver personas pidiendo por la calle, cada día, en cada esquina, hasta conocer de memoria los carteles, las caras o las aptitudes de cada uno. Cuando cada noticia es peor que la anterior, cuando parece que hay poca esperanza, llegan los Juegos, y nos colman de nuevas esperanzas, y nos recuerdan momentos pasados en nuestra memoria que nos hicieron emocionarmos  juntos, cruzar los dedos todos a una, empujar desde nuestras casas, pegados al televisor… y… Para mi fueron las olimpiadas de 92, las que dejaron huella en mi memoria, es más, lo reconozco, yo tampoco encontraba un pañuelo en el  momento que el Principe desfiló como abanderado…pero seguro que cada uno tiene sus favoritas.

                Algo me dice, que las de Londrés también van a ser especiales, porque como en el Mundial o el Europeo de futbol, veo disfrutar a la gente  por unos minutos, ilusionarse por algo, en definitiva, tener esperanzas porque algo grande suceda. Se engalanan coches y ventanas con banderas de España, y ese divide y venceras, (autónomos contra funcionarios, funcionarios contra la administración, ciudadanos contra la clase política, derechas contra izquierdas…y así un largo etcétera), se olvida por un momento al grito de España oe oe oe.

                Cada gota de sudor derramada por nuestros deportistas, la vertemos nosotros también, ¡queremos participar!. Ojalá, ese espíritu de superación, esfuerzo y sacrificio que empieza en cada uno, y se contagia al equipo, para terminar en una gran satisfacción por haber sudado la camiseta, surga en cada uno de nosotros para salir adelante en el día a día.

       ¡A la mierda!, con perdón, la  prima de riesgo, Bruselas, el déficit, la banca española y la madre que los parió a todos, que los españoles somos muy nuestros, y aunque se nos ha olvidado, nos hemos levantado de otras tan gordas, o más.

                Así que, como dice una tia mia, no se que porras de periódico leeis cada mañana para decir que España va tan mal, yo leo el Marca, y juro y perjuro que España va bien, ¿o no???

                Felices Olimpiadas y ya saben, ¡¡¡A por ellos, que son pocos y cobardes!!!!.