Hay días en los que uno se levanta y por algún extraño motivo, cree que puede ponerse el mundo por montera, mientras que otros, parece más bien que ha sido el mundo quien te ha convertido a ti en sombrero, y a lo largo de todo el día solo piensas en aquello de “que se pare el mundo que me quiero bajar”.
Para mí, hoy ha sido más bien un día de los primeros, pero curiosamente es una sensación que ha crecido según pasaban las horas, ya que con esta semana “diente si diente no”, esta mañana, me ha costado un picachu levantarme…